El tema de la encuesta no ha concluido porque va más allá de la misma. Estos ejercicios no son un acto de fe; la discusión de fondo es en torno a la transparencia, la equidad electoral, la dignidad y la democracia.

 

Ése es el punto central del debate porque, en estricto sentido, no puede existir un estatuto de partido en el que las encuestas sean inapelables e inimpugnables, debido a que se estaría cerrando la garantía de audiencia mínima a sus militantes.

 

Nos encontramos a tiempo de corregir, de rectificar y de abrir un gran debate democrático, porque está en puerta el levantamiento de más de dos mil 500 encuestas en todo el territorio nacional, para las que se han registrado miles de simpatizantes, militantes, dirigentes partidistas e integrantes de la sociedad civil que confían en que Morena es un instrumento del pueblo.

 

Sin embargo, hasta el momento hemos recibido una respuesta insuficiente por parte de nuestro instituto político. El hecho de que por unanimidad el Consejo Nacional haya ratificado los acuerdos que establecen que estas mediciones son inapelables no esconde la realidad: un resultado cuestionado, una metodología opaca e insuficiente.

 

Tanto así, que ni siquiera hemos sido notificados formalmente por los órganos de dirección y mucho menos por la comisión responsable, el resultado de la encuesta. Tampoco se conoce a ciencia cierta, hasta la fecha, la metodología en su totalidad; no se sabe cuáles fueron realmente los reactivos, como ya lo expusimos ante la propia Comisión Nacional de Elecciones.

 

En estas decisiones, Morena se juega su futuro. Nuestra exigencia no es un tema de cargos, ni de posiciones; es un tema de dignidad y democracia, de legalidad, de garantías constitucionales, de derechos, pero también de libertades, porque si no hay libertad de disentir, tampoco la hay de pensamiento y expresión. Toda la militancia tiene derecho a la palabra, y toda palabra de militante tiene el mismo peso, como lo ha señalado Andrés Manuel López Obrador.

 

Nuestro partido tiene que poner el ejemplo de ser una caja de cristal transparente, el ejemplo de limpieza y honestidad y el ejemplo de estar abierto a debatir democráticamente sus decisiones.

 

Estamos a tiempo de redefinir la ruta, estamos a tiempo de dar una lección democrática a todos los demás partidos, estamos ante la oportunidad histórica, como la organización política más joven en el país, de dar lecciones de ética, política y moral pública; tenemos también la oportunidad de rectificar, mediante la transparencia y la equidad electoral, para que no se impongan los intereses de una pequeña nomenklatura que está secuestrando la vida interna de nuestro partido.

 

Morena debe abrirse al debate, para que en el futuro inmediato este tema no se tenga que discutir al definir los diversos cargos de representación popular, y para que estas resoluciones no se perciban como una imposición.

 

caem