El acto de este fin de semana en que Andrés Manuel López Obrador firmó el Acuerdo Político de Unidad parece más una medida desesperada por generar la percepción de que encabeza a un abanico de fuerzas que la conformación real de una alianza para competir en las elecciones presidenciales de 2018.

 

La figura más relevante en esa firma fue la senadora Dolores Padierna, de quien –junto con su esposo René Bejarano– sólo se esperaba la fecha de su salida del PRD, porque la suya era ya una ruptura anunciada. Los otros firmantes de “relevancia” fueron Pablo Gómez e Ifigenia Martínez que, si bien son figuras prestigiadas, no representan electoralmente nada y otros dos personajes destacados son los más bien anecdóticos actores Sergio Mayer y Omar Fierro.

 

Este Acuerdo Político de Unidad al parecer una medida de emergencia ante el avance del Frente Amplio Opositor, impulsado por el panista Ricardo Anaya y la perredista Alejandra Barrales y la que ya parece una inminente ruptura de Ricardo Monreal, a quien se ve ya como quien podría encabezar una alianza para competir frente a Claudia Sheinbaum y Morena por la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.

 

Y es que los números le empiezan a fallar a Andrés Manuel López Obrador, quien en términos electorales tiene su mayor fortaleza en el centro y sur del país, pues en los estados del Norte su figura y su partido son absolutamente minoritarios y objeto de una gran animadversión por gran parte del electorado.

 

Así las cosas en los tres estados donde se define la elección por contar con los padrones electorales más grandes de la nación (la Ciudad de México, el Edomex y Veracruz); no están definidos a favor de Andrés Manuel López Obrador y Morena a la luz de los acontecimientos políticos que se han desarrollado de junio a la fecha.

 

De entrada en Veracruz, la operación política del actual gobernador Miguel Ángel Yunes ha reducido a Morena a su mínima expresión para dejarle apenas un puñado de ayuntamientos y una representación testimonial en el Congreso local; y por lo que se ve, Morena no avanzará ahí nada más en los próximos comicios para elegir gobernador y renovar la legislatura.

 

En el Estado de México donde Morena tuvo su mayor crecimiento, el PRI y su nuevo Gobierno estatal operan con todo para desmontar la estructura que puso a Delfina Gómez en la antesala de la gubernatura en la elección pasada de junio; pero no sólo eso fue precisamente Ricardo Monreal, quien fue responsable de la operación electoral del Movimiento Regeneración Nacional en la zona oriente de la entidad, por lo que se prevé que ante su eventual salida, una buena parte de esa estructura deje de operar a favor de López Obrador y Morena.

 

Y en la Ciudad de México, una eventual candidatura de Ricardo Monreal al frente de una alianza de partidos podría ser una competencia real que le reste miles o cientos de miles de votos a Morena y Claudia Sheinbaum, lo que se sumaría al rechazo de amplios sectores de electores, panistas, priistas y moderados a López Obrador, lo que le quitaría un muy buen número de sufragios al tabasqueño.

 

Así que las cosas no se ven tan simples como para que El Peje se lleve, como pregonan sus fieles, “de calle” la elección presidencial de 2018. Habrá que ver si sus contrincantes enfilan correctamente las baterías para cerrarle el paso en su tercer intento por llegar a Los Pinos.

 

caem