A penas vas a iniciar la segunda semana del síndrome post-vacacional con el despertador, corbata, tacones y tráfico. Además de la apatía, falta de energía y concentración para realizar las tareas.

 

Parece difícil de superar pero existen medidas para hacerlo más llevadero y para empezar con ganas esta nueva etapa del año.

 

¿A quién afecta más?

 

En general suele afectar más a:

 

*los menores de 45 años,

 

*a quienes disfrutan de vacaciones más largas,

 

*personas que trabajan en un entorno desagradable, no se ilusionan por su trabajo o lidian con un mal jefe,

 

*aquellas que realizan una ruptura brusca del ritmo de vida vacacional y se incorporan a la rutina sin una breve transición.

 

Evíitalo en 10 pasos

 

1. Planifica la incorporación a la rutina dos días antes del final de las vacaciones como periodo de adaptación, disfrutando de ellos.

 

2. Poco a poco, retoma los horarios habituales de acostarse y levantarse.

 

3. Programa actividades de ocio para los primeros días tras el regreso. Una buena película o un paseo por el parque pueden resultar muy gratificantes.

 

4. Duerme más horas los primeros días de la vuelta a la normalidad. También hay que descansar de las vacaciones.

 

5. Imprime y ordena las fotos y los recuerdos en un álbum para revivir los buenos momentos.

 

6. En los primeros momentos y días, regula el nivel de actividad. Ve de menos a más, de esta manera te sentirás más competente.

 

7. Evita el pensamiento en blanco (la felicidad de las vacaciones) y negro (el sufrimiento de la rutina). Abre la puerta a los momentos gratificantes en cualquier época del año.

 

8. No te quejes permanentemente. Te sentirás mal y no te ayudará a adaptarse.

 

9. Si te notas muy afectado por la vuelta al trabajo, no tomes decisiones vitales sobre tu futuro laboral en estos días. Pide consejo y espera a sentirte mejor.

 

10. Afronta la vuelta con ideas ilusionantes y traza planes para que se cumplan. Haz como los niños: retoma tu proyecto vital en septiembre.

 

Con información de reflexiones de Marina Sangonzalo, de la Unidad de Psicología Clínica de Hospital Quirónsalud Valencia.